viernes, 31 de agosto de 2012

La juventud en la política. De la militancia a la obediencia. De la JP a la Cámpora.


En los últimos días se ha hablado mucho de la militancia de los jóvenes e incluso del proyecto de ley para que puedan ejercer la opción de votar los jóvenes de entre 16 y 17 años. Este proyecto genera entusiasmo en sus autores (el kirchnerismo) y rechazo en la oposición. Es difícil hacer números pero con datos extra oficiales un 70 % de los jóvenes milita en grupos kirchneristas, tal vez esto explique el entusiasmo en un sector y el rechazo en el otro.
Nada tiene más empuje en la naturaleza que la fuerza de un individuo joven, su ímpetu, su pasión, su estar vivo, un joven está vivo en el sentido más pleno cuando hace algo con toda su pasión, sea un deporte, un arte, una ciencia y afortunadamente  está vivo cuando elige militar en política. También esta vivo cuando discute, cuestiona, debate, se enoja, todo con esa misma pasión.
Esas luchas y esos debates se aplican a los temas de la época que son particulares, pero hay una serie de universales, que trascienden a toda época, esos universales son el atreverse a discutir lo establecido, un joven tiene la ventaja de no estar comprometido con el discurso de la época, es quien menos miedo tiene de cuestionar el discurso que rige su época, es quien más pierde por mantener el discurso y cree que es quien más gana por cambiar ese discurso.
Esos universales suelen tener como brújula el altruismo, fundar una sociedad más justa, rebelarse contra las injusticias, cuestionar lo establecido, reclamar derechos para todos por igual.
Como somos presos del discurso de nuestra época, cuando hablamos de los jóvenes militantes le ponemos implícitamente un nombre, lo saben los medios hegemónicos y lo saben los partidos políticos, se habla de los jóvenes pero en realidad hoy todos se refieren a La Cámpora. Estoy convencido que si mañana hubiera elecciones ganaría un candidato kirchnerista, eso genera el entusiasmo y el rechazo por la Cámpora.
Desde un principio me resultó  novedoso el nombre de la agrupación, primero por el acierto en reinvidicar al personaje del peronismo que mejor se llevó con la juventud peronista, pero fundamentalmente me llamó la atención porque el principal atributo de Héctor Cámpora fue su lealtad, primero a Evita, luego a Perón. Cámpora fue un leal, un obediente que pagó con su renuncia tras 49 días de gobierno en aquellos días que la juventud peronista tocó el cielo con las manos. Un leal partidario, un conservador. El asombro fue que los jóvenes hayan elegido el nombre de un obediente para identificarse. El conservadurismo no es un rasgo que haya caracterizado a la juventud en ninguna época.
La Campora se presenta como la agrupación heredera natural de la JP de los 70, es imposible pensar en Cámpora sin pensar en la JP, es difícil no intentar ver las luces y sombras de la JP y de la Cámpora, es atractivo intentar compararlas.
La JP nació sin conocer a Perón, al menos directamente, lo conoció por el estudio histórico, lo conoció exiliado, cuando lo conoció en persona y como líder directo el encuentro no terminó bien, la JP creyó que Perón era otra cosa, ese desencuentro terminó con una ruptura, Perón inclinó la balanza hacia la rama sindical del peronismo, sector al que Perón le agradeció por 18 años de resistencia.
La Cámpora nació conociendo a Néstor y Cristina, no nació huérfana, nació en la abundancia, se crió al abrigo y la potencia que da manejar un estado, implicando fundamentalmente el poder de los recursos. No hubo tiempo para desencantarse de Néstor y Cristina porque se conocieron desde siempre.
Militar sin los fondos del estado y en dictaduras es mucho más difícil que militar en democracia y con recursos económicos. Ese nacimiento en la privación y en ausencia de líder general de la JP tal vez haya sido el principal empuje que tuvo la JP para atreverse a cuestionar al líder, cuestionarlo al punto de la ruptura, al punto de una confrontación con Perón que la JP no pudo no quiso o no supo evitar. Allí donde estuvo  la Juventud trabajadora peronista, Perón puso la Juventud sindical peronista, donde estuvo la JP, Perón creó la Juventud Peronista de la República Argentina. Todos los intentos del viejo líder no pudieron hacerle frente a la convocatoria de la JP.
Probablemente Perón no pudo guiar a la JP dentro del movimiento hacia la labor que pretendía encarrilarla. Néstor y Cristina pudieron hacerlo, la concibieron a La Cámpora no a imagen y semejanza pero si la concibieron obediente.
Los jóvenes de La Cámpora no cuestionan la ley anti terrorista, no cuestionan las muertes en protestas sociales, no cuestionan la política minera, no cuestionan la política de transporte, no cuestionan tener lideres millonarios, no cuestionan a un vicepresidente de Puerto Madero y Harley Davidson, no cuestionan muchas cosas, obedecen, sienten que le deben mucho al kirchnerismo por haberles devuelto la esperanza, tal vez tengan razón, pero no se permiten cuestionar nada, ni siquiera aspectos, mucho menos se permiten cuestionar a su  líder.
La JP creo que efectivamente fue gloriosa, tuvo capacidad intelectual, tuvo entrega, tuvo altruismo, también tuvo errores e incluso lamentablemente tuvo mártires. Tal vez de no haber caído en el militarismo de Montoneros la JP hubiera podido tomar la conducción del peronismo tras la muerte de Perón, había construido alianzas, tuvo gobernadores afines, tuvo legisladores, tuvo sindicatos, tuvo organizaciones estudiantiles, tuvo puestos claves en universidades y en el aparato estatal en general, pero  quedó atrapada en la lógica revolucionaria hecha de la mezcla de sangre y tiempo, a más sangre menos tiempo y cayendo en el militarismo para ganar tiempo eligió la sangre, pagando con sus propias vidas.
En la lógica actual, en la lógica de militancia y obediencia deseo que los jóvenes de La Cámpora opten por la militancia y no por la obediencia, de optar por la obediencia perderían una oportunidad histórica y perder una oportunidad los igualaría al menos en eso a la gloriosa JP.

lunes, 27 de febrero de 2012

La incapacidad de dar malas noticias

Es usual escuchar en estos días el reproche a Cristina Fernández de Kirchner por no haber hecho mención de la tragedia del tren en la estación Once. Al menos una condolencia, un mensaje de apoyo, una ayuda económica, preguntar vía ministerio de Desarrollo Social que familias cuentan con recursos para costear un velorio y cuales no, serían gestos esperables no necesariamente de un presidente pero si de algún ministerio o de sus muchas secretarías y subsecretarías.
En el año 2004 cuando sucedió la masacre de Cromagnon hubo también un silencio de parte del Gobierno Nacional, en aquel entonces 30 de Diciembre, fin de año, Néstor Kirchner se encontraba en Santa Cruz y según trascendió no quiso ser oportunista con la tragedia, no quiso usar a los muertos como suele decirse.
Tampoco en Septiembre del 2011 hubo declaración del Gobierno Nacional cuando un colectivo cruzó con la barrera baja  a la altura de la estación Flores y fue atropellado por un tren.
Por una cuestión de coherencia podría pensarse que para no hacer oportunismo político con la tragedia el Gobierno Nacional elige el silencio y si se quiere, la reflexión. Es por demás elogiable la elección de no ser un oportunista y buscar lucrar con el dolor de otros. En lo personal lo apoyo, pero a la vez me pregunto si comunicacionalmente este gobierno puede dar malas noticias, por supuesto que no se trata de una cuestión de capacidad, me pregunto si no se trata de una decisión de comunicación, de una estrategia, de una finalidad específica: No aparecer ligado a ninguna mala noticia, nunca.
En contraste con estos silencios, abundan los ejemplos de anuncios de buenas noticias, en algunos casos llegando a la verborragia o a la manía como por ejemplo cuando a comienzos del 2009 Cristina Fernández anunció que en solo 90 días iba a ponerse en funcionamiento el sistema único de boleto electrónico (SUBE), mientras que ahora han dado más de un rodeo para decir a cuanto van a aumentar las tarifas de transporte, de hecho todavía hoy seguimos sin saber cuales serán las tarifas para usar el transporte público sin tarjeta SUBE. Pareciera que aumentar una tarifa en un país con una inflación que aún confiando en el INDEC es el doble de la latinoamericana y el triple de la mundial es dar una mala noticia, entonces mejor dar rodeos o incluso mejor, ni siquiera dar la noticia.
La mente humana entre sus múltiples capacidades tiene la extraña cualidad de recordar con mayor intensidad los eventos negativos por sobre los positivos, un trauma queda inscripto con mucha más intensidad que un evento agradable, puede llevarnos años o tal vez toda una vida borrar esa inscripción de lo negativo de nuestra mente.
Los diseñadores de campañas electorales hacen uso de este recurso descubierto por la psicología cognitiva. Justamente en estos días trascendieron denuncias contra Jaime Durán Barba por haber realizado campaña sucia contra Daniel Filmus en la última elección para Jefe de Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires. El esquema básico de esa campaña sucia era ligar la imagen y el nombre de Filmus a un acontecimiento negativo, en este caso puntual  a hechos de corrupción. La teoría diría que fusionándose en la mente del elector un acontecimiento negativo con un candidato, la asociación llevaría a dirigir TODO lo negativo hacia ese candidato, traduciéndose en el comportamiento de voto votando por otro candidato.
La teoría también diría que ligar la imagen o el nombre de Cristina Fernández con eventos negativos se traduciría en un descenso de su imagen positiva y eventualmente en un descenso de la intención de voto para una futura elección.
Me permito desplegar esta inquietud ante la abundancia de anuncios oficiales para las buenas noticias y el mutismo absoluto para las malas noticias ¿el Kirchnerismo tiene capacidad para dar malas noticias? o ¿el Kirchnerismo elige selectivamente que noticias dar? ¿elige selectivamente cuando hablar y cuando no? Creo yo que es una estrategia de comunicación, nunca pero nunca aparecer ligado a lo negativo, el Kirchnerismo y el Macrismo una vez más parecen haber leído los mismos autores.

jueves, 17 de noviembre de 2011

Sobre como transformar delincuentes en ídolos

“La gente me dice ídolo pero no lo soy, no descubrí la vacuna contra las caries, solo maté a mi familia” Lúcida apreciación de Ricardo Barreda  quien asesinó a su esposa, a sus dos hijas  y  a su suegra en el año 1992. Con el paso de los años el caso generó una división en la sociedad entre quienes lo consideran un ídolo y quienes lo consideran un simple delincuente. En las redes sociales, especialmente en Facebook hay grupos de apoyo a Barreda con opiniones que nos hacen pensar.
¿Por qué personas que cometen un delito generan simpatía y hasta admiración en una parte de la sociedad? Desde lo social podríamos pensar que el hecho de ser un profesional universitario, hombre de familia y de clase media no cumple con el estereotipo del delincuente, se nos aparece como un delincuente en versión “humana”, un delincuente pero de los “buenos”. Estas explicación tiene su peso, hasta el hartazgo los medios han hablado del “odontólogo” o del “ingeniero” (en el caso Santos), esta idea puede convivir con una más para aportar y es estrictamente psicológica.
Barreda puso en acto un deseo que muchos tienen y no pueden cumplir, el deseo de hacer justicia hizo que un hombre sometido y agobiado por el maltrato familiar haga justicia. Esos sentimientos de desesperanza e injusticia pueden llevarnos a ver en un caso tangible que por fin alguien hizo justicia y esto merece ser reconocido incluso hasta la idolatría
En las sociedades hay individuos que cometen delitos claro está, lo interesante es que pasa con quienes no los cometen, dentro de este último grupo encontramos a quienes:
a)      No cometen delitos porque no tienen la oportunidad
b)      No cometen delitos porque no se animan y temen al castigo.
c)      No cometen delitos por falta de oportunidad y temor al castigo.
d)      No cometen delitos porque aún con la oportunidad y sin temor al castigo saben que no deben hacer algo indebido.
Psicológicamente este último grupo es el más interesante, pero es francamente minoritario, la mayoría de las personas provistas de valentía y oportunidades llevan a lo largo de su vida acciones que no están permitidas, no necesariamente asesinatos, pero si, engaños, estafas, defraudaciones, hurtos, etc.
En el caso de Barreda la simpatía puede provenir de admirarlo por cumplir un deseo compartido socialmente dando además otra ventaja, el cumple el deseo por todos, pero paga solo el… Lo esencial psicológicamente es ver cumplido un deseo pero que el castigo recaiga en otro.
¿Acaso no hemos escuchado más de una vez “Los violadores deben ser violados en las cárceles, para pagar por lo que hicieron” si les preguntamos a esas personas si ellas mismas lo violarían nos dirán que por supuesto no, el deseo está pero debe ser ejecutado por otro, el beneficio es doble, se cumple un deseo en manos de otro y solo paga el otro, todos contentos, satisfacción sin culpa, deseo cumplido.
Justamente esto pasó en la percepción de la opinión pública con el caso Barreda, no es un ídolo, el lo reconoce, pero sin embargo para mucha gente lo es, el tuvo la oportunidad y se animó por eso es considerado un ídolo, le cumple el deseo a muchos y solo el paga la condena, deseo social cumplido pero con culpa individual por supuesto… en fin ¿un ídolo?

domingo, 23 de octubre de 2011

La fuerza del liderazgo.


Además de años de crecimiento económico, ayuda social a los sectores históricamente desprotegidos, reducción de la pobreza y el desempleo, desendeudamiento y otros indicadores socioeconómicos y culturales el comportamiento de un electorado puede deberse a dos factores psicosociales siempre presentes en el votante: el conservadurismo y la percepción de un liderazgo claro.
Por conservadurismo no me estoy refiriendo al político, ni mucho menos al económico, si no al carácter conservador de la mente humana ¿Qué es una mente humana? Básicamente no es otra cosa que un gran aparato de significación que intenta darle un sentido al mundo, a las cosas que vemos, escuchamos, leemos, en fin darle sentido a toda la información que recibimos desde afuera.
Ese sentido otorgado al mundo como fruto de trabajo mental lleva su trabajo, en la niñez es más o menos el sentido de nuestros padres, en la adolescencia si todo va bien nos esforzamos por cuestionar el guión paterno para formar uno nuevo que no necesariamente niega punto por punto el anterior pero si que busca ser más o menos autónomo. En ese trayecto hay un montón de ilusiones y desilusiones, aciertos y errores, enamoramientos y desenamoramientos, una tensión constante entre lo que se tiene y lo que se incorpora con el temor de perder siempre lo que se tiene y tanto trabajo costó. Incorporar nueva información siempre conlleva la tensión de hacerla entrar por el tamiz de la información que ya tenemos sea un esquema de valores una ideología o como se la quiera llamar.
La mente es conservadora porque tiene una tendencia biológica a la homeostasis, a el equilibrio, a mantener la información ya establecida, no somos proclives a cambiar nuestros esquemas facilmente, cambiarlos implica conflicto, se cambian muchas veces a lo largo de una vida pero nunca sin esfuerzo.
El comportamiento de voto es una más de todas nuestras conductas, la efectuamos en líneas generales en consonancia con nuestra ideología,  si así vamos bien mejor no cambiar. Algo así sucedió con las elecciones de este año, salvo en Catamarca y Río Negro han ganado siempre los oficialismos, la gente con total sensatez evaluó que con los gobernantes vigentes se está bien o se está mejor que antes o se está mejor de lo que se estaría si se cambia.
La mayoría de los valores, creencias e ideologías que mantenemos están personificadas en una persona que encarna todo ese sistema ideológico, muchas veces esa persona es la creadora de un sistema de ideas, otras veces solo lo prolonga, otras veces es una persona contemporánea y otras es una persona ya muerta que ha logrado trascender, ganándole a la muerte biológica para acceder a la inmortalidad de las ideas. La presencia de esa persona es fundamental para escenificar todo sistema de ideas, a ese tipo de persona podemos llamarla líder.
No hay líderes sin seguidores ni al revés, en términos teóricos se parecen al huevo y la gallina ¿Cuál apareció primero? Del líder sus seguidores esperan muchas cosas, coherencia, firmeza, carisma, autoridad, decisión, intransigencia, diálogo y muchísimas características de personalidad que dependen del líder y de sus seguidores, hay tantos estilos como líderes y seguidores, pero hay una constante, los seguidores siempre esperan del líder que los guíe o más aún que los proteja.
Un líder ausente, genera una sensación angustiosa en sus seguidores que puede implicar la caída en cascada de todos los logros, un líder presente protege y guía, siempre fue así.
En estas elecciones probablemente se hayan escuchado cosas tales como “así estamos bien” “es la única que tiene capacidad” “sabemos quien es y lo que hace” “de la oposición no sabemos quienes son y que quieren hacer”.
Es justamente la conjunción de estos dos factores la sensación de bienestar actual y la fortaleza de un liderazgo la que puede explicar parte del comportamiento de voto. No es casualidad que esta fortaleza haya estado encarnada en la figura de quien con un gran acierto publicitario selló sus avisos con “la fuerza de…” la fuerza del liderazgo podemos decir con total justicia. Mis felicitaciones a quienes lideran con fortaleza y a quienes se siente guiados por un líder fuerte.

viernes, 16 de septiembre de 2011

Sobre la tragedia y su utilización

Los accidentes de tránsito son el equivalente a una guerra civil en nuestro país, la cantidad de gente que muere y queda lisiada no tiene nada que envidiarle a un conflicto bélico y el principal factor es el error humano. Once vidas y centenares de heridos se cobró el fatal choque entre un colectivo que arrastrado por la fuerza de un tren sufrió, como si faltara algo el impacto del tren que circulaba en sentido contrario.
El colectivero cruzó en el momento indebido, no hay dudas y se llevó el peor castigo posible pagando con su propia vida. Esto es un hecho, cruzó cuando no debía, se puede discutir a partir de ahí casi todo, pero hay que tener como brújula el hecho. El hecho no depende ni de Cristina ni de Macri.
A nivel legal la empresa de colectivos probablemente se lleve la peor parte, luego restaría saber, peritaje mediante la velocidad a la que circulaba el primer tren que lo embiste, después la empresa concesionaria y tal vez después, pero mucho después los gobiernos nacionales y de la ciudad ingresarían en la cadena de responsabilidades.
Somos víctimas de una máquinaria de inseguridad y no hablo de asaltos, secuestros y crímenes, tenemos barreras que nos deben avisar algo y desconfiamos de que lo hagan, a esa inseguridad me refiero. Ahí está probablemente la falla inicial de la cadena que llevó al chofer a tomar una decisión desafortunada en la cual no tuvo intención de generar el daño. Esas barreras son como un despertador que queremos que suene a las 7:30 y suena una hora antes y como lo sabemos no nos queremos despertar porque sabemos que falla mientras tanto nos sumergimos en la fragilidad de su incertidumbre y seguimos adormecidos.
Los problemas de tránsito que tenemos en el area metropolitana se parecen en mucho a los de las grandes metrópolis del mundo. Tenemos trenes con más de un millón de usuarios, que viajan mal y recurren a otros medios de transporte que dificultan aún más el tránsito. Los gobiernos deberían tender a que cada vez viaje más gente en el transporte público asegurandoles una mejor calidad de servicio.
El problema de tránsito existe, no lo generó ni Macri ni Cristina, se venden muchos autos, vamos patentando por la letra K y el ritmo sigue. Creció el parque automotor, en la capital hay patentados unos 800.000 autos que sumados a los que ingresan desde el conurbano estamos rondando los dos millones de autos circulando en un espacio que en lo esencial es el mismo que hace cincuenta años, las mismas vías, la misma velocidad de los trenes, los mismos carriles de las autopistas, las mismas calles, los mismos tiempos que tienen los colectivos para dar el recorrido completo... quizás este último factor el que precipitó la decisión del chofer.
El país creció, no hay dudas, crecieron todos los sectores, no hay dudas, ahora crecen algunos sectores más que otros, no hay dudas ¿tenemos desarrollo para ese crecimiento? El bebé creció, está grande, gordito... ¿camina, habla? ¿se desarrolló? Esas son las cuestiones para criticar a los gobiernos, tenemos que criticarles las decisiones que toman para el interés general pero nunca podemos responsabilizarlos por decisiones individuales, critiquemos solo lo justo, no culpemos a los gobiernos ante cada nuevo accidente porque no alcanzaría el tiempo, hay muchos, los hay hace años y lamentablemente seguirán, no dejemos que se pongan de moda como tema periodístico, critiquemos responsablemente.

jueves, 1 de septiembre de 2011

El crimen de Candela, otra víctima inocente

Pocas noticias son más duras que la muerte de un inocente, la de Candela Rodríguez no es la excepción. La justicia hará su labor, los medios la suya, desde aquí solo intentaré pensar en los temas que hace resonar el asesinato. Dichos temas son, trata de personas, responsabilidad  política, en fin temas viejos, odres viejos que se llenan con vino nuevo... pero el más preocupante es la liviandad con la que se menciona la pena de muerte.
Estos crimenes ocurren en todos los países del mundo, con todos los gobiernos y en todos los momentos de la historia. Desde lo más profundo de mi no hay otro deseo que castigar con la muerte a los culpables, deseo arcaico y compartido en todas las especies que pierden a una cría. El gran problema es que la justicia se equivoca y se puede matar a un inocente. Un culpable suelto es atroz, pero un inocente muerto por un error de la justicia implica retroceder siglos y siglos en la historia de la humanidad. Escojo un relato histórico de un tiempo no tan lejano en palabras de Sigmund para referirme a ese retroceso “Un herrero de un pueblo húngaro cometió un sangriento crimen y fue sentenciado a morir en la horca. Pero el alcalde, fundándose en que en el pueblo no había más que aquel herrero y, en cambio, dos sastres, mandó ahorcar a uno de éstos para que el delito no quedara impune” Mataron a un sastre inocente para no quedarse sin herreros!
Me parece que no tiene que ver con los gobiernos, en los crimenes el ser humano suele mantenerse constante en tiempo y espacio. Se me vinieron a la mente los asesinatos de Wineville, fueron en Estados Unidos, en los años 20 y con un presidente republicano!
A un gobierno se le pueden reprochar delitos que nacen de la complicidad policial o de la corrupción pública. Pero hay que reconocer que se cuando se trata de delitos sexuales en manos de perversos individuales o ajustes de cuenta es más confuso darle la responsabilidad a un gobierno, es dificil generar políticas en esas áreas...
Son muchas las personas que piden la pena de muerte, pero cuando se les pregunta si la ejecutarían con sus propias manos, tragan saliva, disimulan, les cuesta admitir que no, la mayoría de ellos creo que vomitarían solo con el tacto de la palanca de la silla eléctrica o de la jeringa letal... Me opongo a la pena de muerte, claro está, motivos hay varios, uno de ellos, pragmático, el motivo es que no sirve para nada, no soluciona absolutamente nada, las pruebas sobran. La psicología ha demostrado que un castigo no cambia significativamente la tasa de emisión de una conducta, si lo hacen los premios, pero nunca los castigos. Pensar que por aplicar la pena de muerte bajarían los índices de criminalidad sería como querer bajar el indice de mortalidad aumentando los aranceles de los servicios fúnebres... Me opongo también por valorar aquello que es más grave para una sociedad. Un chorrito, punga, violador, asesino libre es grave si, pero un inocente preso también lo es ¿no es incluso más grave? ¿cómo le pedimos perdón a quienes estuvieron procesados e inclusos presos por delitos que no cometieron? ¿cómo les pediríamos perdón si lo hubieramos matado? Me opongo también por una cuestión si se quiere religiosa, la vida la da Dios y no el humano, tampoco puede quitarla el humano por puro deseo de venganza.
Si todos coincidimos en que matar a alguien a sangre fría es algo cruel ¿podemos pedirle al estado que debe protegernos a todos que actúe conforme a esa crueldad?
En resumen me parece que con este crimen abusamos de hablar desde el dolor, no está mal, lo hacemos por empatía por reconocer la emoción de las víctimas, pero no aportamos nada a la solución o a un intento de solución. Nos apuramos en decir que era un caso de trata de personas, ataque sexual o ajuste de cuentas. Lo hicimos con poco fundamento, nos queda una asignatura pendiente.
Para la próxima ¿Se podrá respetar el dolor y no pedir venganza para no ser fuego y combustible de una tragedia? ¿Se podrá mantener la mesura y no apresurarse a comprar la versión del ajuste de cuentas? ¿Se podrá reconocer que se manipuló el simplismo de referir la desaparición de una nena a la trata de personas? ¿Se podrá frenar con "cerrar los prostíbulos" y "no te convertís en hombre? ¿Se podrá dejar de pedir la pena de muerte? ¿Se podrá dejar de culpar a un gobierno de este crimen? ¿Se podrá diferenciar la trata de personas de el trabajo sexual?

viernes, 26 de agosto de 2011

Declaraciones juradas patrimoniales y la indiferencia electoral.

Probablemente el eje discursivo más importante del Kirchnerismo sea diferenciarse de los gobiernos anteriores, especialmente del gobierno Menemista y de el de la Alianza. Un discurso fundamental difundido en la opinión pública acerca del menemismo le achaca a este la corrupción de sus funcionarios traccionada principalmente por las privatizaciones.
En aquellos años llovían las denuncias de corrupción, los apellidos Alzogaray, Fassi Lavalle y el del mismo Menem estaban en boca de todos y además había un sector del periodismo que muy dinámicamente seguía una a una las declaraciones juradas, dicho sector me parece que está ausente hoy, al menos en ese volumen.
De ninguna manera sostengo que Cristina o Boudou sean corruptos, solamente me parece ver en sus declaraciones juradas patrimoniales datos llamativos, el aumento de los plazos fijos de Cristina y el valor declarado del departamento de Boudou en Puerto Madero. Insisto, no digo que sean corruptos, solo digo que hay datos que habría que explicar, tal vez su contador pueda hacerlo, no hace falta que la justicia reclame esas explicaciones, deberían darlas solos o ante la pregunta de cualquier periodista al que quieran responderle ¿se lo preguntará Nicolás Repetto mañana en su programa a Boudou?
Otra arista, aclaro que menos importante, es más simbólica y apunta al estilo de vida de Boudou, que no tiene nada de diferente al modelo Menemista del "pizza con champagne", me refiero a tener Audi, Harley Davidson, Puerto Madero y en su faz más pobretona un Honda Civic modelo 92... insisto es solo simbólico pero me parece que no coincide con un modelo "nacional y popular".
Aclaro nuevamente, no digo que haya corrupción, solo digo que hay cosas que hay que explicar y que hay un estilo de vida que no es buen ejemplo, ya vimos como años de corrupción pública debilitan a un país.
Como contracara, unos 70 empleados de la Fundación Madres de Plaza de Mayo reclaman sus indemnizaciones, haciendo un número aproximado estamos hablando de un monto total cercano al millón de pesos, Cristina tiene 80 de patrimonio declarado. ¿Es necesario que la policía custodie la marcha de las madres? ¿No puede ningún funcionario público solucionar un conflicto gremial? ¿el electorado es indiferente a este desmesurado aumento patrimonial? Obviamente que si ¿no debería estar prohibido que un funcionario desarrolle negocios privados mientras dura su gestión? ¿Me parece mal la actitud oficial de no dar otro tipo de explicación además del silencio? Si, me parece mal y no se soluciona con votos, tengas el 50% de los votos o el 3 ningún gobierno está exento de actuar éticamente.