jueves, 17 de noviembre de 2011

Sobre como transformar delincuentes en ídolos

“La gente me dice ídolo pero no lo soy, no descubrí la vacuna contra las caries, solo maté a mi familia” Lúcida apreciación de Ricardo Barreda  quien asesinó a su esposa, a sus dos hijas  y  a su suegra en el año 1992. Con el paso de los años el caso generó una división en la sociedad entre quienes lo consideran un ídolo y quienes lo consideran un simple delincuente. En las redes sociales, especialmente en Facebook hay grupos de apoyo a Barreda con opiniones que nos hacen pensar.
¿Por qué personas que cometen un delito generan simpatía y hasta admiración en una parte de la sociedad? Desde lo social podríamos pensar que el hecho de ser un profesional universitario, hombre de familia y de clase media no cumple con el estereotipo del delincuente, se nos aparece como un delincuente en versión “humana”, un delincuente pero de los “buenos”. Estas explicación tiene su peso, hasta el hartazgo los medios han hablado del “odontólogo” o del “ingeniero” (en el caso Santos), esta idea puede convivir con una más para aportar y es estrictamente psicológica.
Barreda puso en acto un deseo que muchos tienen y no pueden cumplir, el deseo de hacer justicia hizo que un hombre sometido y agobiado por el maltrato familiar haga justicia. Esos sentimientos de desesperanza e injusticia pueden llevarnos a ver en un caso tangible que por fin alguien hizo justicia y esto merece ser reconocido incluso hasta la idolatría
En las sociedades hay individuos que cometen delitos claro está, lo interesante es que pasa con quienes no los cometen, dentro de este último grupo encontramos a quienes:
a)      No cometen delitos porque no tienen la oportunidad
b)      No cometen delitos porque no se animan y temen al castigo.
c)      No cometen delitos por falta de oportunidad y temor al castigo.
d)      No cometen delitos porque aún con la oportunidad y sin temor al castigo saben que no deben hacer algo indebido.
Psicológicamente este último grupo es el más interesante, pero es francamente minoritario, la mayoría de las personas provistas de valentía y oportunidades llevan a lo largo de su vida acciones que no están permitidas, no necesariamente asesinatos, pero si, engaños, estafas, defraudaciones, hurtos, etc.
En el caso de Barreda la simpatía puede provenir de admirarlo por cumplir un deseo compartido socialmente dando además otra ventaja, el cumple el deseo por todos, pero paga solo el… Lo esencial psicológicamente es ver cumplido un deseo pero que el castigo recaiga en otro.
¿Acaso no hemos escuchado más de una vez “Los violadores deben ser violados en las cárceles, para pagar por lo que hicieron” si les preguntamos a esas personas si ellas mismas lo violarían nos dirán que por supuesto no, el deseo está pero debe ser ejecutado por otro, el beneficio es doble, se cumple un deseo en manos de otro y solo paga el otro, todos contentos, satisfacción sin culpa, deseo cumplido.
Justamente esto pasó en la percepción de la opinión pública con el caso Barreda, no es un ídolo, el lo reconoce, pero sin embargo para mucha gente lo es, el tuvo la oportunidad y se animó por eso es considerado un ídolo, le cumple el deseo a muchos y solo el paga la condena, deseo social cumplido pero con culpa individual por supuesto… en fin ¿un ídolo?