viernes, 31 de agosto de 2012

La juventud en la política. De la militancia a la obediencia. De la JP a la Cámpora.


En los últimos días se ha hablado mucho de la militancia de los jóvenes e incluso del proyecto de ley para que puedan ejercer la opción de votar los jóvenes de entre 16 y 17 años. Este proyecto genera entusiasmo en sus autores (el kirchnerismo) y rechazo en la oposición. Es difícil hacer números pero con datos extra oficiales un 70 % de los jóvenes milita en grupos kirchneristas, tal vez esto explique el entusiasmo en un sector y el rechazo en el otro.
Nada tiene más empuje en la naturaleza que la fuerza de un individuo joven, su ímpetu, su pasión, su estar vivo, un joven está vivo en el sentido más pleno cuando hace algo con toda su pasión, sea un deporte, un arte, una ciencia y afortunadamente  está vivo cuando elige militar en política. También esta vivo cuando discute, cuestiona, debate, se enoja, todo con esa misma pasión.
Esas luchas y esos debates se aplican a los temas de la época que son particulares, pero hay una serie de universales, que trascienden a toda época, esos universales son el atreverse a discutir lo establecido, un joven tiene la ventaja de no estar comprometido con el discurso de la época, es quien menos miedo tiene de cuestionar el discurso que rige su época, es quien más pierde por mantener el discurso y cree que es quien más gana por cambiar ese discurso.
Esos universales suelen tener como brújula el altruismo, fundar una sociedad más justa, rebelarse contra las injusticias, cuestionar lo establecido, reclamar derechos para todos por igual.
Como somos presos del discurso de nuestra época, cuando hablamos de los jóvenes militantes le ponemos implícitamente un nombre, lo saben los medios hegemónicos y lo saben los partidos políticos, se habla de los jóvenes pero en realidad hoy todos se refieren a La Cámpora. Estoy convencido que si mañana hubiera elecciones ganaría un candidato kirchnerista, eso genera el entusiasmo y el rechazo por la Cámpora.
Desde un principio me resultó  novedoso el nombre de la agrupación, primero por el acierto en reinvidicar al personaje del peronismo que mejor se llevó con la juventud peronista, pero fundamentalmente me llamó la atención porque el principal atributo de Héctor Cámpora fue su lealtad, primero a Evita, luego a Perón. Cámpora fue un leal, un obediente que pagó con su renuncia tras 49 días de gobierno en aquellos días que la juventud peronista tocó el cielo con las manos. Un leal partidario, un conservador. El asombro fue que los jóvenes hayan elegido el nombre de un obediente para identificarse. El conservadurismo no es un rasgo que haya caracterizado a la juventud en ninguna época.
La Campora se presenta como la agrupación heredera natural de la JP de los 70, es imposible pensar en Cámpora sin pensar en la JP, es difícil no intentar ver las luces y sombras de la JP y de la Cámpora, es atractivo intentar compararlas.
La JP nació sin conocer a Perón, al menos directamente, lo conoció por el estudio histórico, lo conoció exiliado, cuando lo conoció en persona y como líder directo el encuentro no terminó bien, la JP creyó que Perón era otra cosa, ese desencuentro terminó con una ruptura, Perón inclinó la balanza hacia la rama sindical del peronismo, sector al que Perón le agradeció por 18 años de resistencia.
La Cámpora nació conociendo a Néstor y Cristina, no nació huérfana, nació en la abundancia, se crió al abrigo y la potencia que da manejar un estado, implicando fundamentalmente el poder de los recursos. No hubo tiempo para desencantarse de Néstor y Cristina porque se conocieron desde siempre.
Militar sin los fondos del estado y en dictaduras es mucho más difícil que militar en democracia y con recursos económicos. Ese nacimiento en la privación y en ausencia de líder general de la JP tal vez haya sido el principal empuje que tuvo la JP para atreverse a cuestionar al líder, cuestionarlo al punto de la ruptura, al punto de una confrontación con Perón que la JP no pudo no quiso o no supo evitar. Allí donde estuvo  la Juventud trabajadora peronista, Perón puso la Juventud sindical peronista, donde estuvo la JP, Perón creó la Juventud Peronista de la República Argentina. Todos los intentos del viejo líder no pudieron hacerle frente a la convocatoria de la JP.
Probablemente Perón no pudo guiar a la JP dentro del movimiento hacia la labor que pretendía encarrilarla. Néstor y Cristina pudieron hacerlo, la concibieron a La Cámpora no a imagen y semejanza pero si la concibieron obediente.
Los jóvenes de La Cámpora no cuestionan la ley anti terrorista, no cuestionan las muertes en protestas sociales, no cuestionan la política minera, no cuestionan la política de transporte, no cuestionan tener lideres millonarios, no cuestionan a un vicepresidente de Puerto Madero y Harley Davidson, no cuestionan muchas cosas, obedecen, sienten que le deben mucho al kirchnerismo por haberles devuelto la esperanza, tal vez tengan razón, pero no se permiten cuestionar nada, ni siquiera aspectos, mucho menos se permiten cuestionar a su  líder.
La JP creo que efectivamente fue gloriosa, tuvo capacidad intelectual, tuvo entrega, tuvo altruismo, también tuvo errores e incluso lamentablemente tuvo mártires. Tal vez de no haber caído en el militarismo de Montoneros la JP hubiera podido tomar la conducción del peronismo tras la muerte de Perón, había construido alianzas, tuvo gobernadores afines, tuvo legisladores, tuvo sindicatos, tuvo organizaciones estudiantiles, tuvo puestos claves en universidades y en el aparato estatal en general, pero  quedó atrapada en la lógica revolucionaria hecha de la mezcla de sangre y tiempo, a más sangre menos tiempo y cayendo en el militarismo para ganar tiempo eligió la sangre, pagando con sus propias vidas.
En la lógica actual, en la lógica de militancia y obediencia deseo que los jóvenes de La Cámpora opten por la militancia y no por la obediencia, de optar por la obediencia perderían una oportunidad histórica y perder una oportunidad los igualaría al menos en eso a la gloriosa JP.