miércoles, 24 de agosto de 2011

El aborto y su encrucijada

Arranco esta vez desde el respeto por la singularidad, que tiene cada caso, no pretendo dar mi opinión sobre el aborto desde una posición moral. Respeto la decisión que cada uno como sujeto individual pudo o puede tomar en cuanto al aborto.

 Por fuera de lo singularidad y en términos estrictamente generales estoy en contra de despenalizar la práctica del aborto al menos en primer momento. El primer argumento es el respeto infinito por la vida. Podemos discutir sobre cuando empieza la vida, mi postura es biológica, la vida comienza al unirse las dos gametas, a partir de ese momento se puede borrar algo que ya ha comenzado a escribirse.

Dije que estoy en contra al menos en primer momento porque los casos en los que se pide la despenalización tales como embarazos por violaciones o violaciones en débiles mentales ya están contemplados, como asi también está contemplado el aborto cuando la vida de la madre corre peligro. Se puede decir con total razón que los tiempos que se toma un juez para tomar la decisión atentan contra la práctica y contra la vida de la madre, en todo caso habrá que corregirlo, pero no por eso despenalizarlo.
Dije también en contra en primer momento porque creo que antes hay otra estrategia, la educación sexual, es a largo plazo pero es la mejor estrategia.
En la educación sexual en si se teje la madeja de la vida sexual en el ser humano, podemos pasar años discutiendo si la educación sexual debe darse en las escuelas o debe relegarse a las familias o aún al instinto mismo, lo que es claro es que desde el momento en que empezamos a discutir reconocemos sin darnos cuenta que el ser humano no sabe que hacer con la sexualidad, porque no discutiríamos con esa pasión educación sexual para chanchos, que saben obviamente lo que tienen que hacer y con quien como también sucede en los otros animales, el perro con la perra, la vaca con el toro, el mono con la mona, en fin, en el único animal donde admitimos que no se sabe que hacer con la sexualidad es en el ser humano, es ese el núcleo de toda discusión.
Uno de los principales argumentos para la despenalización, muy noble por cierto es el de reconocer que miles de mujeres mueren a causa de la práctica del aborto, aún más cruda es la realidad la mayoría de esas mujeres que mueren son pobres, quienes pueden costearlo en una clínica mueren con una incidencia infinitamente menor. A esto respondo que legalizar una práctica que atenta contra  la vida no resuelve  nada, el problema siguen siendo los embarazos no deseados, la única solución educación sexual, sumándole el uso de los anticonceptivos orales y profilácticos provistos por el estado.
Es un debate apasionante que circula por fuera de lo ideológico más general, podemos encontrar personalidades de centro izquierda en contra y personalidades de derecha a favor. Cristina Fernández de Kirchner por ejemplo está en contra, vivió en carne propia la pérdida de un embarazo y su dolor es inconmensurable. Además está en contra por su coherencia en la gestión, Ginés González García el ministro de salud de Néstor Kirchner libró una guerra santa (va con saracasmo) repartiendo profilácticos y pastillas anticonceptivas ganandose el odio de la iglesia. Brillante la gestión de Ginés y brillante la coherencia de Cristina.
Dejo la pregunta para el final, si los que están a favor lo hacen para defender los derechos de los sectores más vulnerables al punto de llevar al máximo las libertades individuales ¿no es esta una estrategia de extremo liberalismo disfrazada de social demócrata?

No hay comentarios: